viernes, 5 de febrero de 2010

Hay un costado de mí.

Hay un costado de mí que es el que más me gusta. En él soy fuerte, invensible, y con mis brazos enormes hago infinidad de cosas. Con mis brazos interminables encuentro los otros descomunales brazos del resto del mundo. En ese costado de mí soy igual a los demás y mis brazos no tienen más función que la que cualquier otro hombre no pueda realizar.
Hay un costado de mí que prefiero ante cualquier otro. Él realza los demás costados dolorosos o chiquitos.
No se trata de idiología, ni de pasiones, ni de política. En mi costado me siento humana, pensante y en acción. En mi costado me enorgullezco de pensar como pienso y de aprender lo que aprendo. Me enorgullezco de leer las cosas que leo, y de corregir las cosas que verdaderamente están mal. Hay cosas en el mundo que son incorrectas y no son, casualmente, las que hoy día se penan como negativas o fuera de la ley.
La peculiaridad de mi costado es que cada vez se hace más y más grande, progresa y carcome, no pide permiso... Se magnifica.
Va a llegar el momento en el que mi costado deje de ser costado y se haga uno. Ese día no tendré más que hacer justicia con las convicciones que mi todo considera, y será él junto a tantos todos los que no permitan que los niños jueguen descalzos a orillas del Riachulo.
Los menos dejarán de ser menos, y los más dejarán entonces de ser más, para al fin ser un todo repleto de personas distintas con iguales derechos. Un todo que al principio y desde siempre fue costado, dejará de serlo...

Anhelo no falte tanto.

miércoles, 27 de enero de 2010


"EL MISMO SISTEMA DE PODER QUE FABRICA LA POBREZA ES EL QUE DECLARA LA GUERRA SIN CUARTEL A LOS DESESPERADOS QUE GENERA"
"En América Latina, las torturas se llaman 'apremios ilegales'. Desde siempre, los delincuentes comunes, o quienes tengan cara de, sufren apremios en las comisarías de nuestros países. Es costumbre, se considera normal, que la policía arranque confesiones mediante métodos idénticos a los que las dictaduras militares habían aplicado a los presos políticos. La diferencia está en que buena parte de aquellos presos políticos provenía de la clase media y, algunos, de la clase alta; y las fronteras de clase social son los únicos límites que la impunidad puede reconocer, a veces, en estos casos. En tiempos del horror militar, las campañas de denuncias, que llevaron adelante los organismos de derechos humanos, no siempre sonaron en campana de palo: algún eco encontraron, en ocaciones amplio eco, en el cerrado ámbito de los países sometidos a las dictaduras, y también en los medios universales de comunicación. A los presos comunes, en cambio, ¿quién los escucha? Ellos son socialmente despreciables y jurídicamente invisibles. Cuando alguno comete la locura de denunciar que ha sido torturado, la policía vuelve a someterlo a tratamiento, con multiplicado fervor.
[...]
Gracias a la tortura, que hace cantar a los mudos, muchos presos están presos por delitos que jamás cometieron, porque más vale inocente entre rejas que culpable en libertad. Otros han confesado [...] robos que parecen chistes si se comparan con los fraudes de nuestros mercaderes y banqueros, o con las comisiones que cobran los políticos cada vez que venden algún pedazo de país. Las dictaduras militares ya no están, pero las democracias latinoamericanas tienen sus cárceles hinchadas de presos. Los presos son pobres, como es natural, porque sólo los pobres van presos en países donde nadie va preso cuando se viene abajo un puente recién inaugurado, cuando se derrumba un banco vaciado o cuando se desploma un edificio construído sin cimientos."

Eduardo Galeano. "Patas arriba. La escuela del mundo al revés."

martes, 19 de enero de 2010

-Shhh, silencio. ¿Acaso no la ven? Allí está, vestida de rojo. Qué bien luce...
-¿Qué es lo que está haciendo, papá?
-Lee cartas de amor.

sábado, 16 de enero de 2010

Domingo otra vez. Lo espero. Sé que viene. Puede demorarse, claro. Minutos más, minutos menos, siempre llega.
Por fin siento el avanzar del viento que se mete por la ventana de mi dormitorio. Percibo que es un viento fuerte, decisivo, arrasante, el mismo de cada Domingo. Debo admitir que no es un viento como cualquier otro.
Este comienza a bloquear mis sentidos dejándome tildada, no quedándome más remedio que observar su usual recorrido. Veo cómo acaricia mis pertenencias, objetos que sólo tienen valor para mí. Recortes de diarios y revistas, carteles, letras, palabras, fotografías, todo sobre las paredes. No hay habitación sin mural. Acaricia mi cama, la alfombra. Se detiene en el centro y comienza a bailar... Seduciéndome. Lo sigo, pues mi cuerpo no hace más que sentir atracción por sus exóticos movimientos. Al ritmo de la música inventada me veo bailando con bocanadas de aire que comienzan a elevarme, haciéndome flotar en una realidad que es mía, nuestra.
Se abre la ventana y salimos los dos a recorrer la ciudad. Los Domingos no hago más que tener cita con él.

martes, 5 de enero de 2010

El Sonda.

El Sonda es un inmenso río que se aloja en diversas partes del mundo. Se caracteriza por su clandestinidad y poco reconocimiento a nivel masivo. No se suele hablar de él más que en reuniones privadas de entre ocho y diez personas.
El Sonda es un inmenso río de agua dulce, se caracteriza por su benéfica y original peculiaridad de dar de beber. El sonda no puede ser medido, ni analizado, ni traspasado, ni conbatido. El Sonda es. En él millones de personas se bañan a diario y mojan el pelo, mecen a sus niños, nadan, beben hasta el cansancio.
En su interior no existen plantas ni animales, sólo personas que entran y se van. Extraño es que nadie comente su principal rareza: El Sonda es transparente, no se limpia ni se ensucia, se mantiene por las generaciones, intacto. Transparente y puro.
Dicho río hospeda exclusivamente a los desprotegidos del mundo. Hospeda sólo a los que mueren de hambre, hospeda a las víctimas no siendo un premio consuelo de su infortunio, sino una gloria que vale la pena vivir.
Por primera vez se revierten las cosas y los de afuera observan sedientos y envidiosos de tanta buena suerte hecha lugar. Observan y quieren pasar.
-Quieto ahí, son las leyes del mercado -responde un geronte desde el interior, mientras el resto se hecha a reír.

Dicen que El Sonda persiste todo tipo de temporal y malestar ecológico. Dicen que El Sonda da ganas de nacer pobre y jamás sacarse la grande. Son leyendas en las que me gusta creer.

Del que mata y muere.

-Creo que ha llegado la hora de matarte.
-¿Rifle o metralleta?
-A esa pregunta no voy a responder.
-¿Qué podré llevarme yo de tí si me matas?
-Pues tu propia muerte, ese momento exacto te llevarás, momento entre tú y yo, intacto, exacto, exitante. Yo tendré la adrenalina de ir matándote suavemente. El peligro de que no huyas de mí. El placer, la satisfacción.
-¿Qué tendré yo?
-El temor y el deseo de escapar. Las insaciables ganas de vivir un tiempo más...
-No me convense -lo interrumpe.
-...Hasta que poco a poco irás disfrutando tu propia muerte -continúa el verdugo- y ese momento exacto entre lo que es y deja de ser. Sentirás intriga, incertidumbre, luego placer, energía, ganas de nunca dejar de morir. ¿Qué te parece?
-No me convense.
-¿Cómo que no te convense? ¿Por qué?
-Mi situación es de víctima. Jamás me gustó ser presa, siempre adoré ser cazador.
-Yo también podré ser víctima, ¡claro está!
-¿Qué hay de mí?
-¡Tú entonces serás vendugo que me condena y mata! -exclamó sonriente.
-Pues bien... Probemos.


Y juntos fueron quitándose las ropas.

sábado, 2 de enero de 2010

LIBERTAD.

Inventó flores, lunas, soles y esperanzas. Inventó un cielo grande para todos, creció, creció, jugó, venció miedos. Superó soledades, grandezas. Compró ríos, montañas. Aprendió a cantar y a bailar, aprendió, lloró, conversó, leyó cuentos, se hundió en el laberinto de las novelas, de allí no pudo salir. Se vió grande, su cuerpo de mujer, su mente de estudiante y combativa. Percibió desigualdades, infortunios e injusticias, luchó contra eso. Dejó palomas volar, voló, voló, voló alto, cosechó, tocó la tierra, cantó con La Negra y voló. Noches en vela creciendo, creyó, creyó esperanzada. Amó, amó con todas sus fuerzas, con cuerpo y mente... Amó.
Cuando su cuerpo, su alma, y su mundo estuvieron en su máximo apogeo... Tuvo un hijo.